sábado, 29 de agosto de 2009

Sobre la despenalización de la marihuana

Antes que nada me gustaría y creo oportuno compartir con ustedes, mis lectores, un comentario que encontré en el Centro de Información Judicial, puede resultar de vital importancia para entender concretamente este fallo del que tanto se habla.

Maria Jose dlt (26/08/2009 01:40:49)
Debido al gran alcance social de este fallo, veo necesario aclarar al ciudadano que lo que se hace mediante esta sentencia es ni mas ni menos que declarar la inconstitucionalidad del art. 14 2do apartado de la ley 23.737 en la causa "Arriola", es decir, debido a que nuestro sistema se basa en un control de constitucionalidad difuso, la inscontitucionalidad de determinada disposicion declarada por la Suprema Corte unicamente queda limitada al caso concreto. Vale aclararlo porque el ciudadano comun puede entrar en confusiones y creer que el art 14 no tiene efectos frente a la generalidad de las personas. De ninguna manera: el art 14 es inscontitucional e inaplicable al caso concreto de los 5 rosarinos que fueron detenidos por tenencia de marihuana. Obviamente el pronunciamiento del Tribunal Superior sienta criterios a seguir por los jueces inferiores, colocandolos en el deber moral de continuar los lineamientos de la Suprema Corte de la Nacion. Tambien es incorrecto hablar de "despenalizacion" en un fallo. La funcion de la sentencia es delcarar derechos, no los crea, ni modifica, ni deroga, solo declara la aplicacion del derecho a un caso determinado. La Corte no "despenaliza" ni "legaliza", esta es funcion del Poder legislativo, por lo tanto, la ley 23.737 debera pasar por el Congreso para ser reformada en lo que se considere.


Ahora sí, comienzo con mi exposición:

Hace ya bastante que uno advierte que el consumo de marihuana ha aumentado y mucho. Ya no es un fenómeno ajeno a nosotros, lo observamos en amigos, parientes, conocidos y hasta en celebridades. Es imposible ignorarlo o desconocerlo, en cualquier esquina, plaza, o centro nocturno podemos apreciar el ritual. La pregunta emergente es ¿qué puede salir de la despenalización del consumo?. Y yo, desde mi experiencia, y desde el saber científico me animo a decir que nada bueno.
Lejos de querer ser un desertor de las tendencias mayoritarias (que hace bastante tiempo me dan nauseas), nunca incursioné en ningún tipo de droga, ni siquiera a modo experimental, pero sin embargo no hablo del tema desde la óptica externa y desde el prejuicio. Como todos, tengo tantísimos allegados que son consumidores, y si bien nunca han recibido mi habal, jamáz me dispuse a juzgarlos, puesto que se trata de personas ya adultas.
De mi experiencia puedo decir deliberadamente que la marihuana, en la mayoría de los casos, es un puente de acceso a todo un universo de otras drogas, mas nocivas y peligrosas, que el toxicómano acepta, en primera instancia siempre a modo de "prueba", y convencido de que su voluntad es más poderosa que el narcótico, del cual termina dependiendo y por el cual hipoteca parte de su persona. No olvidemos jamás, que al igual que todo lo popular, las drogas son un negocio, y quien las comercializa siempre obtiene beneficio, sin ningún tipo de remordimiento moral o juicio ético.
Una vez escuche decir a alguien: -para mí está bien... la gente lo hace porque está prohibido, si legalizan ya nadie le va a dar bola...-. Si bien esa hipótesis me parece totalmente descartable, es interesante analizarla, porque ha tenido gran difusión. A mi criterio, sí lo que impulsa al toxicómano a consumir es el vértigo y la emoción de infringir la ley, la seducción de lo prohibido, la despenalización sería un error capital, puesto que existe toda una cadena de evolución de adicciones a tener en cuenta. Si hoy la gente fuma marihuana porque su consumo está prohibido, al permitirlo el lugar de la marihuana podría ser ocupado por otra droga, como la cocaína o alguna peor, eso representaría un gran problema.
Pero al margen de estas cuestiones, mi principal temor pasa por otro lado. Alrededor del consumo se conforma una especie de sub-cultura, usos y costumbres no muy productivos, que parecen impulsar "valores universales", y aquí cabe citar a la magnífica Beatriz Sarlo que en su libro Escenas de la vida Posmoderna nos dice: "chicos en el fondo un poco racistas visten remeras de Bob Marley", imposible ser más claro.
Esta sub-cultura no aporta nada positivo al entorno, produce auto marginación y mal estar social. Debemos a éste factor sumarle otro; la disminución de la lucidez y el detrimento de actividades cognoscitivas, que en el caso del consumo prolongado, se vuelven permanentes.
Tendríamos así un tipo de ciudadano bastante particular, auto excluido de la "cosa pública" y en un estado total de rebeldía abstracta y vacía. A mi juicio, una pésima materia prima para el desarrollo de un país.

Creo que deberían analizarse sutilmente las consecuencias que esta "libertad extrema" (que no es más que una máscara) ha traído en las últimas décadas a nuestra nación. Nada bueno podemos sacar de ello, se tergiversan los derechos, las reglas ya no existen, las mentes se vacían por completo, los íconos del pensamiento son desplazados por marcas comerciales, la vida transcurre sin ningún sentido, más que el de satisfacer vagos impulsos consumistas.

1 comentario:

Technical Support dijo...

excelente exposición. Elemental.